lunes, 10 de marzo de 2014

Probando, siempre probando

Una de las cosas que hay que tener en cuenta cuando se desarrolla software, como todo el mundo sabe, es la fase de pruebas. Por supuesto es muy importante, pero veo que cada vez más, las pruebas se hacen en real, con usuarios reales y en entornos de producción. Y no me parece bien.

Se que hay una corriente muy extendida de que es mejor presentar algo, aunque luego haya que modificarlo o retocarlo o incluso completarlo, que no presentar nada, pero aunque la entrega de software se haga como los coleccionables, en fascículos, no creo que sea de recibo pasarse 3 ó 4 días (a veces incluso más) desde la implantación arreglando bugs que se deben al simple hecho de no haber probado el correspondiente "fascículo" antes de entregarlo.

Todos tenemos que reservar una parte del tiempo para pruebas, como mínimo individuales, no sea que nos salga una división por cero o un índice fuera de rango, pero también de integración con otros componentes del software con los que nuestra pieza tenga que interactuar. Incluso puede que se necesite un tiempo respetable sólo para generar el juego de datos apropiado para la prueba, no importa, hacer bien las pruebas y asegurar la calidad del software es fundamental para que nuestro trabajo salga adelante y el cliente quede absolutamente satisfecho, bueno quizá no absolutamente, porque siempre se le puede ocurrir algo nuevo, pero que se vea que lo que hay funciona y funciona bien.

En definitiva, aunque siempre puedan surgir algunos errores o flecos que no se probaron (ninguna prueba puede garantizar el software al 100%), si que deben evitarse los mayores errores, los más obvios y los que implican menos trabajo solucionar si se detectan en un momento suficientemente temprano. Así es que ya sabéis: probad, bellacos, probad!

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